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#1 [es] 

El mal de la Teletransportación

Firmemente sobre sus cuatro patas, el mektoub esperó pacientemente. Sabía, por experiencia, cuánto tiempo su dueña podría permanecer en este lugar, casi inmóvil, dejando solo una dulce melodía calmante de sus labios.
 
Mientras observaba la montura, calmada por el canto del Zoraï, yo también estaba medio hipnotizada por las irreales luces del magnífico templo blanco y naranja, entrelazados armoniosamente con las raíces, cuya delicada y majestuosa cumbre parecía alcanzar el cielo.
 
Fue la primera salida con la Dinastía de Curadores desde que estuvo en cama hace unas pocas semanas, era Tao Sian que se aprovechó del buen tiempo en primavera durante el segundo ciclo de Folially en el año 2574, para caminar al templo de Zora. Yo, su joven escriba, me ocupé en escoltarla y en silencio la observaba en su todavía frágil salud. Mientras estaba sentada allí, no muy lejos de su montura, quedándome dormida al susurro de su suave voz...
 
"¡Ochi Kami no!"
 
Esa voz masculina me despertó. Abriendo mis ojos vi un figura alta, viniendo de no sé dónde, rezando junto a la Curandera.
 
"¡Ochi Kami no! -hizo eco Tao Sian y, añadió con respeto- "Kamia'ata, Senador Sabio."
 
Sin pensarlo, tomé el equipo de escritura mientras me arrodillaba y comencé a escribir la conversación con la mayor precisión posible.
 
-Ata'Kami, Tao. ¿Cómo te sientes?
 
-Por la gracia de los Kamis, me siento mucho mejor. Pero me he tenido que teletransportar varias veces en poco tiempo, cuando una sola vez me pone enferma por varios días... espero nunca volver a sentir algo así. Pero no tengo opción. Los montaraces infectados, los de la madriguera de kitines en el Bosque de Alta., ¡Ellos necesitaban mi ayuda! Y la obtendrán de nuevo...
 
Sentí la angustia en su voz y después de un poco de vacilación, añadió:
 
"¿Por qué los Kamis me infligen este juicio cada vez? ¿Acaso no me he dedicado lo suficiente?"
 
El Sabio se sentó en silencio, su mirada profunda parecía sondear el alma del la Senadora Dinástica. 
 
"Tu pregunta es legítima y llena de ansiedad, Tao. Te podría dar una respuesta, pero la respuesta no sería tuya. Es importante que busques la respuesta por ti misma. Pregúntate, Tao. Has perfeccionado tus habilidad de curación, pero aún no sabes cómo sanarte."
 
Tao Sian suspiró.
 
¡Por el Kami, necesito una respuesta! He tratado de razonar conmigo misma para superar mi miedo a teletransportarme, para ir a tratar a los guardabosques contaminados por el Goo; era mí deber como sanadora ¡Pero mira a donde me llevó! Muchas semanas con dolor de cabeza e irritada con todo a mi alrededor. ¿Me atreveré a mirar a los ojos de los homins? ¿Y más aún... de los guardabosques?
 
Fue entonces que el Senador Sabio, colocó una mano suavemente en el hombro de Tao. 
 
"No cierres tu corazón, Tao. Los homins conocen tu valor y confían en ti, a cambio, confía tú en ellos..."
 
Con esas palabras llenas de sabiduría, el Sabio se volteó y tranquilamente dejó a Tao Sian en su meditación.
 
Extracto del volumen 1, "En las Sombras de Tao Sain", escrito en el invierno de 2574 por el escriba Kuangi Wu Shi. Disponible en la biblioteca pública del Templo del Conocimiento.

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