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#1 [es] 

¡Esta noche,  la velada de cuentos! ¡Vengan al pueblito de Atysvidad, en el monte de Almati, el 1° de Germinally 2° AC 2576 (*).

Lutrykin les contará una historia asombrosa para abrir la noche, y luego escucharemos narradores de todo Atys. ¡Traigan sus mejores historias y los más deliciosos pasteles! Todos los narradores serán generosamente recompensados.

(*) [OOC] Cita el Sunday, 22 December 2013 20:00:00 UTC (1 decade ago) para las historias de velada.
Para seguir los cuentos, abren los canales según el idioma que quieren escuchar:
Francés: /channel eventfr
Ingles : /channel eventen
Alemán: /channel eventde
Español: /channel eventes

La noche comenzara con la historia de Lutrykin traducido en cada canal. Luego, cada uno contara su historia en el canal de su lengua. Las historias serán traducidos por el equipo de animación y puestas en el foro después.

Los narradores recibirán el título de Storyteller o Atysmas Storyteller así que un regalo sorpresa. ¡Vengan  muchos! [/OOC]

Edited 5 times | Last edited by Rumores de Atys (1 decade ago)

#2 [es] 

Historia de Lutrykin: El gingo que se comió el sol. 

En una noche de Atysvidad, un yubo que se distraía con los copos de nieve escucho a alguien llorar.
Se acercó y descubrió un bebe gingo. 
Se disponía a irse, pero el bebe lloraba, lloraba...

Aun siendo un gingo, y aunque en otro momento fuesen enemigos, era noche de Atysvidad y el yubo no podía soportar ver a alguien triste en un día como ese.

No obstante, no estaba dispuesto a dejarse comer. Entonces tubo una idea.

Volvió sobre sus pasos y recogió algunos cuernos de capryni que había visto antes.

Se los ató a la cabeza con unas lianas de slaveni, y tapó los nudos con un poco de fibra roja que trajo el viento.
Con ese disfráz se presentó a si mismo como emisario de Atysvidad.
"He escuchado tu dolor en esta noche en la que todo deberían ser sonrisas" Le dijo al gingo "¡Dime qué es lo que te hace tan miserable!"

El gingo contuvo sus lágrimas, sorprendido por la aparición.
Explicó: "¡Me he comido el sol y ahora nunca vendrá el día! 
Nací con los primeros rayos del amanecer, 
he jugado toda la mañana en la nieve,
y luego he encontrado un gran árbol lleno de luz.
He saltado, saltado para cojer todas las luces,
he golpeado a todas,
pero cuando cayó la última,
llegó la noche..."

El yubo pensó profundamente. Entonces tuvo otra idea.
Le explicó al gingo que rompiendo todas las luces había ofendido al Kami de las fiestas.
Pero, con ánimo de reparar la afrente, tendría que hacer todo lo que se le pidiera.
El gingo, encantado con tener la oportunidad de redimirse, prometio al yubo de Atysvidad hacer todo lo que le fuera pedido.

Después de eso el yubo le llevó al bosque, al pie de Rotoa. Había un zumbido en lo alto.
Como el Rotoa siempre está en flor, incluso en invierno, las abejas todavía estaban haciendo miel.
Dijo el yubo: "¡Cuéntales tu historia a las abejas y convencelas de que te den miel para hacer que el sol vuelva!"
El gingo narró su historia y las abejas se lo pasaron tan bien que le trajeron un enorme panal.

"No lo pierdas, ahora vamos al desierto".

Fueron al bosque llameante, donde el Bothaya calienta la atmósfera.
El yubo le dijo al gingo que esparciera la miel por uno de los jóvenes brotes.
Una y otra vez, con lo cual el gingo estaba pegajoso.
Pero en el palo, debido al calor, la miel se caramelizó.
Tras ello, con un golpe de sus dientes, el yubo cortó la vara y la cogió.

Fueron a los lagos.
Allí, el yubo tuvo al gingo recogiendo muchas conchas de todos los colores.

Luego fueron a la jungla.
El yubo agitó la vara caramelizada y llegaron las luciernas atraídas por el olor. 
Muchas quedaron pegadas, incluso en el pelo del gingo.

"¡Y ahora al Árbol de Atysvidad!"

Regresaron rápido.
El gingo salto y salto otra vez para colocar las conchas que había recogido en el árbol.
A las luciernagas les divirtió hacerlas brillar.
La vara de azucar liberaba un agradable perfume.
El yubo sonrío satisfecho de si mismo. El gingo miraba a la nueva y reluciente decoración.

Y entonces el sol comenzó de nuevo a brillar.
¡Habían pasado toda la noche corriendo por la Corteza para decorar el árbol!

A partir de este día, los yubo se disfrazan en Atysvidad y los bastones de Atysvidad son el símbolo de la festividad!

Edited 3 times | Last edited by Crónica de Atys (1 decade ago)

#3 [es] 

Sharleen

¡Feliz Atysvidad!

Mira a los cielos y observa lo rojos que están,
Esas son las hadas que hornean el pan.

Hornean el poco común pan de Atysvidad,
Para homins grandes y pequeños un dulce manjar.

Te deseo un estribillo de todo corazón,
Muchos días sin dolor o preocupación.

Un cielo repleto de estrellas, 
En tu cara una sonrisa sin trabas.

Te deseo sólo felicidad, no tristeza,
Y comodidad para cuando de nuevo amanezca. 

Mirad: Brillando radiante,
El Árbol de la Atysvidad se alza para nuestro deleite.

Mira la luz dorada,
Refractar sobre las puntas, delicada. 

"¡Feliz Atysvidad!" se escucha en voz baja, 
Al comenzar la brillante estrella su caminata.

Sobre los cielos deslumbraba,
La que al mundo de Atys fue enviada.

Por lo tanto se convierte en plegaria de Atysvidad,
Y también para el nuevo año,
Te deseo felicidad.

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#4 [es] 

El cuento de Phaozu

Dos homins de nieve miraban a los homins que festejaban al rededor del árbol de Atysvidad.
El más pequeño de los dos sentía curiosidad, así que el otro le contó todo lo que sabía sobre la Atysvidad.
Le habló sobre los juegos que la gente jugaba.
Le contó una historia sobre yubos e izams que escuchó una vez.
Le contó como los niños se lanzaban bolas de nieve entre ellos mientras corrían alrededor de él. 

El homin de las nieves que era curioso le estaba mirando, fascinado, y después de un rato exclamó: "¡Kami! ¡Un homin de las nieves que habla!"

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#5 [es] 

El chiste de Phaozu

Phaozu dice: *sostiene su dedo índice derecho ante sí* ¿Sabes por qué el Santa de Atysvidad nunca usa este dedo?
Krill dice: *mira al dedo de Phaozu* Ni siquiera sabía que había dedos que no usaba...
Lutrykin dice: *curioso* ¿Y eso por qué?
Phaozu dice: *se encoge de hombros* Bueno, por que es mío.

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#6 [es] 

La Historia de Krill

*Se toma un gran trago de cerveza para aclararse la garganta y se pone de pie*

Os voy a contar una historia sobre los Lagos.
Una historia de peces, para ser más exactos.

Es bien sabido que los peces de los Lagos observan a los homins que migran. 
Por lo general homins que flotan. A veces homins que pasan montados en mektoubs. 
Oh sí... borrachos como los humanos... pero...

*bebe otro trago de cerveza*

...en resumen, los peces nos conocen muy bien a nosotros los homins. Tanto que han visto los árboles brillantes y los trajes extraños, que salen a la luz de vez en cuando. 

Un día los peces decidieron que también querían celebrar la Atysvidad. Empezaron por ponerse algas rojas en la cabeza. No sabían por qué, pero los yubos lo hacían, así que debía ser importante. También querían decorar un árbol. 

*bebe otro trago y mira a la botella vacía*  
Bueno, caramba... ¿Ha estado un lutrykin por aquí?
*mete su botella vacía en su bolsa y coge una nueva*

Los peces encontraron brillantes conchas de los mares además de guirnaldas de algas. Incluso encontraron cosas extrañas que los homins habían perdido en el fondo del lago. Pero no encontraron ningún árbol.

*sorbe de su botella y tose*
¡Shooki Negra! ¡Yo no he pedido una Shooki Negra!
*mira la botella con rabia y bebe un sorbo de todas maneras*

Los peces trataron de decorar algunas algas grandes... no era lo mismo, y los peces estaban decepcionados. Además, habían encontrado un barril de cerveza y esperaban celebrar la Atysvidad igual que los homins... Pero sin un árbol...

*bebe un gran trago de la botella*
No está mal, esta cosa. No es la cerveza, aunque...
*sorbe un poco más*

¿Por donde iba?

¡Ah si!... Los peces estaban muy decepcionados. Se reunieron en el fondo del lago cerca de un pueblo homin y observaron con tristeza el Árbol de la Atysvidad. 

*termina la botella de Shooki Negra*
¿Uh? ¿Otra vez vacía?
*deja la botella vacía y coge otra*
*comprueba la etiqueta, sonríe y continúa con su historia*

Fue entonces cuando el Espíritu de la Atysvidad vio a los pobres peces, y se dijo a si mismo que seria injusto que no pudieran celebrar la fiesta. Así que el Espíritu de la Navidad, de incógnito, se unió a ellos y dijo: "¿Y si llevamos todos nuestros adornos al sitio que los homins llaman Gotas de Rocío?" Tras esto, el Espíritu de la Atysvidad desapareció.

*bebe un sorbo de cerveza*
¡Aaaaaaaaaaaaaaah!

Los peces se miraron mutuamente, preguntándose quién había hablado. Al final, como no tenían nada mejor que hacer que hacer sus rondas bajo el agua, pusieron rumbo hacia Gotas de Rocío. Después buscaron y buscaron y buscaron. 

*bebe otro sorbo de cerveza*

De repente encontraron un árbol. Un árbol no puede encontrarse en el fondo de un lago, aunque allí estaba. Este árbol es uno que sólo los peces pueden decorar. Cuando viajes a Gotas de Rocio, es posible que lo veas. Además, si tienes buena vista y es la hora adecuada, podrás ver a los peces celebrar alrededor del árbol. 

*se sienta*
*murmura* Y no estaba borracho ese día...

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#7 [es] 

Rima cantada por Krill 

*se levanta y pone sus manos tras sus espalda*
*recita con voz infantil*

En la noche de Atysvidad camina un Homin grande y blanco
Un gran homin de las nieves con zanahoria por nariz
Un gran homin de las nieves perseguido por el frio 
Llega a Pyr
Ve la luz y se tranquiliza
En la fragua entra sin llamar
Para calentarse se acerca a los fuegos
Y de repente... ¡Desaparece!
Dejando una zanahoria, de un charco rodeada
Dejando una zanahoria, y un gran sombrero negro
Eso es todo

Espero que os haya gustado el poema Matis de Jak' Prever

Last edited by Crónica de Atys (1 decade ago)

#8 [es] 

Canción de cuna de Eole

Cuando la nieve cubre la amada Atys, y los yubos de Atysvidad vagan por la habitación, se puede escuchar el viento en la noche, hablando sobre él.

Le llamaron Nariz Roja y era muy hermoso, el pequeño yubo con nariz roja, roja como una lámpara. Su pequeña nariz hacía reir y a menudo lo hicieron. Se llegó a decir que el pequeño Naríz Roja "disfrutó de su bebida más de la cuenta" :)

Pero un hada buena, que le escuchó llorar en la oscuridad una noche, se acercó para confortarlo y decirle "¡Ya verás!".

Cuando sus hermanos yubo le vieron volar tan suavemente y acompañado de una lluvia de regalos, tirando del trineo de una manera tan majestuosa, bueno, puede decirse que su nariz... esta vez puso celosos a sus hermanos yubo. 

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#9 [es] 

Wasari

Ceniza y ámbar

Cuando el viejo recolector de ámbar sintió que su Semilla no tardaría en perecer, llamó a su hija a su cama, una hermosa e inteligente niña. La pequeña Tryker se apresuro a ir donde su padre, temiendo lo peor, ya que su condición había empeorado en las últimas semanas. Con frecuencia había inhalado gases nocivos debido a su excavación agresiva.

Con voz entrecortada le dijo: "Mi querida hija, como me acerco a mi fin, quiero darte estos tres ámbares excepcionales. Cuídalos bien, porque un día ellos pueden ayudarte a encontrar tu mayor felicidad." Tristemente ella tomó los ámbares mientras se despedían uno del otro hasta que el anciano exhaló su último suspiro...

Por desgracia, no sólo había cuidado de su padre, numerosos intentos de ser sanado por curanderos serios (e incluso algunos matasanos) habían agotado todos sus ahorros, lo que provoco que se hundiera en una profunda deuda. Ahora tenía que pagar esa deuda.

Su mala suerte fue que sus acreedores tomaran el placer de su desgracia y le hiciesen llevar a cabo los trabajos más denigrantes. Ella tenía que ser la primera en casa para levantarse, limpiar, lavar y cocinar. A veces tenía que cumplir tareas absolutamente irracionales que le daban sólo para hostigarla y hacerle saber cual era su sitio. Por las noches caía rendida en su cama andrajosa justo delante del horno, que siempre tenía cenizas a pesar des sus esfuerzos por dejarlo todo limpio.

Un día ella salvó a un bebé shalah de un voraz Torbak en uno de sus encargos, y nunca le dejó después de eso. Así que tubo algo cálido en la cama. Por qué sus amos no dijeron nada en contra, pueda que nunca lo sepamos.

La dureza de su día a día era reflejada cada noche en sus intensos y vívidos sueños . El trabajo duro, las dificultades que ella acarreaba, y también cómo salvaba a los animales indefensos de depredadores peligrosos, poniendo en peligro su propia vida. Su mayor sueño, sin embargo, era bailar en el baile de Atysvidad dejando atrás todas las preocupaciones cotidianas.

Los ámbares excepcionales de su padre habrían terminado con estas penurias inmediatamente debido a su valor, pero ella no los dejaría por nada en el mundo. Por lo tanto, llevaba las preciosas piezas siempre cerca de su corazón, y siempre se aseguro de que nadie las pudieran ver.

Al acercarse la Atysvidad, reunió todo su valor y preguntó tímidamente si podía ir a ayudar con el trabajo de decoración para el baile. "No pareces tener suficiente trabajo," le respondieron y un recipiente grande de semillas fue vaciado en la fría ceniza. Si volvia a meterlas todas de vuelta en la taza, se le permitiría ir. 

La desesperación la golpeo; esa tarea era imposible de realizar a tiempo. En búsqueda de consuelo buscó a Cuddlefuzz, nombre con el que bautizo al Shalah. Su pequeño amigo no estaba por ninguna parte y se sintió sola, como nunca antes.

De repente escuchó que rasgaban la puerta y mientras ella miraba, su fiel compañero aparecio con todos los animales que habían salvado. La multitud se reunio en silencio alrededor de la ceniza sentandose en el suelo y como por arte de magia la taza se iba llenando poco a poco pero sin parar con las semillas.

Cuando el trabajo estuvo terminado, ya era bastante tarde así que se dispuso a correr hacia el salón de baile. En su ansiedad por no llegar tarde tiró de la puerta con fuerza y al abrirla chocó con un hermoso Tryker. Sería difícil decir si ella se quedó sin aliento por la colisión o al ver al homin. Lo más llamativo en él era el tatuaje de color rojo, similar  una máscara alrededor de los ojos. Más entrada la noche cuando ell se fue a dormir, el recuerdo del encuentro llenó sus pensamientos.

El príncipe Tryker, ya que éste era el hombre con el que ella había chocado, se preguntó qué le había sucedido. Con la luz tenue él no pudo ver quién era la chica que después de la colisión se había disculpado con un murmullo y una repentina huida. La homin, sin embargo, había perdido algo. Él se agachó y tomó los tres ámbares excepcionales.

Al llegar a casa, él puso los ámbares en una mesita junto a su cama y se acostó.
Esa noche tuvo un sueño extraño. Vio como una mujer joven trabajaba tan duro como él nunca había visto trabajar a un homin. Recibía instrucciones que no eran otra cosa más que intimidación y humillación. Su resistencia y energía le impresionaron profundamente.

 La siguiente noche soñó con la misma Tryker. La observó luchando contra un torbak con su pico, un bebé shalah herido encogido cerca de ella. Después de que ella hubiese matado al gran Torbak, atendió al bebé shalah que luego la siguió. La vio compartiendo su escasa comidas con el infante animal, y cómo el pequeño se acurrucaba junto a ella y le calentaba.

¿Ya he dicho que el príncipe era excepcionalmente cariñoso con los animales y cuál era su animal favorito?

En su sueño, la tercera noche vio la joven mujer bailando en el baile de Atysvidad, haciendo que definitivamente se enamorase de ella. Se la veía tan brillante y feliz. Sólo tenía que conocerla. 

Así que comenzó a buscarla, primero donde habían chocado. Fue de puerta en puerta y pregunto por todas partes por la mujer de sus sueños. En cada puerta se decepcionaba.

Comenzó a dudar del éxito de su búsqueda cuando fue despedido con particular dureza la noche antes del baile. Ya había empezado a marcharse cuando los ámbares comenzaron estar más calientes en su bolsillo con cada paso que daba lejos del lugar.
Así que tocó la puerta, otra vez y empujó a la mujer antipática para poder pasar. Inmediatamente reconoció la cama cerca de la chimenea y luego vio al pequeño shalah.

La pequeña Tryker no podía creer a quien veía forcejear por entrar en la habitación. Se echó hacia atrás en el rincón más oscuro y trató de esconderse detrás de Cuddlefuzz. Con determinación, el hermoso homin se le acercó, se inclinó ante ella y le dijo, "¿Me harías el honor de acompañarme mañana al baile de Atysvidad?"

Antes de que pudiera pensar o responder, una voz ronca sonó desde la dirección de la puerta diciendo que eso no sería posible porque tenía que trabajar para pagar su deuda. El príncipe solo preguntó, "¿Cuánto?" Después de unas negociaciones difíciles, había logrado rescatar a la mujer de sus sueños.

En el baile, los dos bailaron juntos toda la noche, y cuando él la miró a los ojos, se sintió tan feliz como ella se veía.

Tendrás que imaginar lo que vino después.

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#10 [es] 

Friya

Una luz que ilumine, expirar debe;
Dando luz y paz, quieta se mantiene.
Una luz que ilumine,  su deseo,
donde su Maestro quiera hacer guardia simplemente.

Una luz que ilumine, satisfacer debe,
a aquellos que consideren su resplandor.
Una luz que ilumine, agradecer debe,
a aquellos que quieran poder, no sólo fulgor.

Una luz que ilumine, falla al meditar,
si es uno o a muchos los que la necesitan.
Una luz que ilumine, debe radiar,
allí donde sea necesario mientras deja su rastro al pasar.

Una luz que ilumine, por la razón de Uno,
nada más que un reflejo que mostrar,
de la luz eterna en nuestro interior;
una luz que nos ilumina sólo a nosotros.

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#11 [es] 

Cuento de Anyume

Esta es la historia de una buen gibbaï.

Es verdad que la mayoría de los gibbaï son rudos, sucios y algo groseros, pero, ¿sabías que cuando ellos corren tras de ti, con los brazos abiertos, de hecho tratan de darte un abrazo?
Pero nosotros los homins, no nos gusta mucho los abrazos de gibbaï.

Éste gibbaï fue aún más cariñoso que los otros.
Él soñaba con ser abrazado, acariciado y despiojado.
Así que cuando él veía a los homins cosechando tranquilamente o teniendo un picnic en la selva, siempre iba a darles la bienvenida, con la esperanza de ser invitado a unirse en sus actividades.
Desafortunadamente, en cuanto lo veían, los homins corrían y se escapaban - si es que no le tiran cosas.

Esto hizo al gibbaï muy triste.

Una vez, se tiñó el pelo de rojo, porque los homins suelen hablar con gibbaïs rojos. Pero resultó que tampoco daban abrazos a gibbaïs rojos. Además el tinte rojo no funciona tan bien en el pelaje negro del gibbaï.

Una noches de la Atysvidad, él oyó risas y cantos.
Cerca, vio numerosos homins reunidos, sentados y escuchando una historia por un Fyro.
En silencio, se acercó a escuchar.

Nadie lo vio. Solo y triste entre los homins,  por un momento creyó que era uno de ellos.

Se fue antes de que cualquier homin se diera cuenta, porque no quería que este momento de paz termine con las armas desenfundadas.

Dedico este cuento a todo gibbaï, que a pesar de sus desagradables modales y su inconveniencia social, a menudo disfrutan sus sueños y dulzura sin poder compartirlo con los demás.

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#12 [es] 

El Cuento de Eoda

Esta es la historia de un joven homin.
Era cazador. Nunca cazó por diversión.
Siempre cazaba para conseguir algo que comer o para conseguir pieles que vender, o para hacerse sus ropas y utensilios. 

Una noche de Atysividad, el joven cazador estaba triste ya que la temporada no había sido buena y no había podido conseguir dinero.
No fue capaz de alimentar a su familia, así que decidió salir a cazar, a pesar de la nieve y el frío, para poder conseguir algo para darles.

Después de una hora de búsqueda, el joven homin descubrió por fin una criatura extraña que parecía un yubo... pero con cuernos.
El cazador estaba sorprendido, pero era noche de Atysvidad, y quería dar algo a su familia.
Así que se mantuvo agachado y a cubierto, esperando a que la criatura se acercase... ¡Y saltó cuando estuvo a su alcance!

"¡Quieto!" gritó el yubo. El cazador paró. "¡Soy uno de los muchos yubos de Atysvidad, estoy aquí para traer dicha y buen humor esta noche!"
El homin suspiró, "¡Ay de mi!, soy un cazador, y el año ha sido duro. Me gustaría hacer regalos, pero no puedo pagarlos."
"Por tanto, me gustaría hacer algo con mis propias manos, pero todos los animales se esconden del frío...".

Comprendiendo su angustia, el yubo le hizo una señal al cazador para que le siguiera, y éste obedeció, mientras contenía su tristeza.
Juntos, fueron hacia el último buhonero que todavía estaba vendiendo algo, y el yubo le hizo comprar al cazador un simple pico desgastado por unos pocos daperios. 
Tras eso el yubo llevó al cazador a un gran claro, donde empezó a excavar. 
Desconcertado, el cazador imito al yubo con cuernos, y rápidamente descubrió que el suelo estaba lleno de recursos. 

Juntos, tenian suficientes materiales para que el cazador pudiera hacer ropajes y joyas para su familia. 

Para agradecer al yubo de la Atysvidad, el joven homin decidió que nunca más arrebataría la vida a un animal, y desde ese día se convirtió en recolector.

#13 [es] 

Historia de Freyr

Es realmente una leyenda que escuché.
Se dice que hasta los grandes bandidos temen al espíritu de la Atysvidad, por lo que se juntan una vez al año en un lugar secreto de Atys para intentar buscar el espíritu.
Pero hasta ahora no han sido capaces de encontrarlo, ya que el espíritu es rápido y sólo deja nieve a su paso. 

Esa es la razón por la que están tan enfadados con los homins... por que creen que el espíritu de la Atysvidad les ama más y más cada año y que deja regalos por todo Atys para ellos y no para los bandidos. 

Quienes, de hecho, fueron llamados nómadas, pero desde que no creen en la existencia del  espíritu de la Atysvidad, no la celebran, se han vuelto oscuros en su interior y se han convertido en bandidos. 

Por otra parte, se dice que el espíritu tiene esperanza todavía hoy de que encuentren esa chispa de bondad y que cuando lo hagan, encontrarán al fin los regalos esparcidos por todo Atys y compartirán las risas y la felicidad de la Atysvidad con los homins.

Last edited by Crónica de Atys (1 decade ago)

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