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#1 [es] 

Intercambio espiritual entre Suplicio y su discípulo

La actitud de Wan Hui-Du fue modelada en la del Sabio Suplicio: sentado con las piernas cruzadas, el discípulo se quedó inmóvil, la mente totalmente abierta al mundo que le rodea para sentir todas las profundas vibraciones que vagaban por Atys.

Las dos figuras de la Teocracia habían escogido un sitio en una de las colinas aisladas de Los Marchitos, lejos del bullicio de Zora para recoger toda la sabiduría de los Kami sin molestia.

Rompiendo el silencio, el viejo Sabio le pidió tranquilamente a su discípulo:

"Wan Hui-Du, ¿sabes lo que distingue las amenazas tales como la Goo o los Kitins del resto de las entidades de Atys?"

El discípulo tomo su tiempo antes de responder:

"Sabio Suplicio, la Goo y los Kitins sólo procuran destruir toda la vida, mientras que el resto de la fauna y de la flora vive en armonía, bajo el cuidado amoroso del Kami que garantiza el equilibrio."

El Sabio Suplicio asintió con la máscara:

"Eso es correcto, pero incompleto: como el río que a veces corre con calma cuando el suelo no ofrece ningún obstáculo, y a veces se convierte en una cascada ruidosa cuando el terreno es más accidentado, la vida protegida por los Kamis sigue ciclos regulares al igual de las estaciones.

En invierno, la savia se aleja de las condiciones climáticas más severas y toma un tiempo de descanso para recargarse antes de brotar en el verano por todas partes, con una gran variedad de sonidos y colores.

Esta es una diferencia fundamental con la Goo y los Kitins que nunca marcan tregua, constituyendo así una amenaza permanente."

El discípulo meditó por un momento en las palabras de su Maestro. Luego formuló un suplemento a la lección del Sabio Suplicio:

"Largo y lleno de acontecimientos es el camino que lleva a la aparición de la Edad Kami. Pero así como el Homin llegará un día a la iluminación, estoy convencido de que estas amenazas algún día llegaran a una conclusión."

A la cena, los religiosos que compartieron con Suplicio estaban sorprendidos. Las otras conversaciones se silenciaron gradualmente, y la historia que el Sabio había hecho a propósito de su salida llamaba finalmente toda la atención de los comensales.

"Wan Hui-Du resulta digno de tu enseñanza", susurró uno de los Zoraïs presentes.

El  Sabio Suplicio no pudo evitar mostrar su satisfacción tan su discípulo aprendía admirablemente y rápidamente. La agudeza de su mente y sus observaciones se fueron constantemente refinando. Además, estaba seguro de que un día su discípulo marcaría profundamente la Teocracia.

Confesiones de un monje a algunos discípulos de los Kamis
Prima, Pluvia 13, segundo AC 2572

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