El Karan Stevano hizo una rápida lectura a la carta del embajador Nilstilar.
Sin duda, se sintió halagado de que la Gobernadora "pidiera permiso", aunque le quedara un vago e indefinible recelo. ¿Qué clase de locura van a cometer estos insufribles Trykers?
Sin cambiar su expresión, se dirigió a su secretario.
"Responda al embajador que los regalos están por supuesto permitidos, pero hágale saber que debe arreglárselas para explicar a la Gobernadora que un barril de su infame bebida no es un regalo apropiado".
El secretario se inclinó y, un poco más pálido que cuando entró, se fue a escribir la respuesta.
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Se le permitirá ofrecer regalos a la pareja principesca al final de la ceremonia, posterior al baile.