La carta había tardado mucho en encontrarla. O tal vez fue al revés. Pero aún así, qué idea escribirle a su piso en lugar de al bar, ¿eh? Debió de ser idea de Hao: no había querido enfrentarse a la multitud risueña del bar, o bien tenía montones de cartas que enviar y no había pensado en los hábitos de los destinatarios. De todos modos, tampoco era como si este tipo de carta requiriera una respuesta urgente.
Krill releyó la carta una vez más. Fei ni siquiera se había molestado en especificar que estaría muerto cuando ella la recibiera. Al mismo tiempo, no era ninguna sorpresa, dado el contenido de sus últimas discusiones y la expresión de su rostro en los últimos años. Además, ella sabía leer entre líneas. E incluso si no hubiera engañado a Zhen para que se lo contara todo antes, ver a Grigri con su yubo de peluche en público era una señal bastante segura de que había baldusa bajo la piel.
La larga lista de adjetivos aduladores al principio de la carta era típica del honesto hombre de negocios. Su descarada recalificación de su acuerdo sobre las chicas lo era aún más. Krill se rió: "Olvídalo, Fei. Dije que tendrían refugio para curar sus heridas si lo necesitaban, y consejo si lo pedían. Por lo demás, puedes ir a cepillarte el pelo...".
Aun así, la idea de ir a molestar a Zhen o Hao a casa de uno u otro era tentadora. Al menos, Fei había cumplido su palabra: tenía las direcciones y las llaves. Se rió para sus adentros. Luego lo guardó todo en una estantería: las chicas tendrían que estar metidas en un buen lío para que ella decidiera involucrar a los dos bichos raros, que eran tan contraproducentes el uno como el otro, aunque no fuera por las mismas razones. Maldito Fei, había conseguido pasarle la pelota...
Krill releyó la carta una vez más. Fei ni siquiera se había molestado en especificar que estaría muerto cuando ella la recibiera. Al mismo tiempo, no era ninguna sorpresa, dado el contenido de sus últimas discusiones y la expresión de su rostro en los últimos años. Además, ella sabía leer entre líneas. E incluso si no hubiera engañado a Zhen para que se lo contara todo antes, ver a Grigri con su yubo de peluche en público era una señal bastante segura de que había baldusa bajo la piel.
La larga lista de adjetivos aduladores al principio de la carta era típica del honesto hombre de negocios. Su descarada recalificación de su acuerdo sobre las chicas lo era aún más. Krill se rió: "Olvídalo, Fei. Dije que tendrían refugio para curar sus heridas si lo necesitaban, y consejo si lo pedían. Por lo demás, puedes ir a cepillarte el pelo...".
Aun así, la idea de ir a molestar a Zhen o Hao a casa de uno u otro era tentadora. Al menos, Fei había cumplido su palabra: tenía las direcciones y las llaves. Se rió para sus adentros. Luego lo guardó todo en una estantería: las chicas tendrían que estar metidas en un buen lío para que ella decidiera involucrar a los dos bichos raros, que eran tan contraproducentes el uno como el otro, aunque no fuera por las mismas razones. Maldito Fei, había conseguido pasarle la pelota...
---
Peu importe que la chope soit à moitié vide ou à moitié pleine, tant qu'on a le tonneau.